Literatura y música en la antesala del Siglo de Oro
Dra. Cristina Moya García, Universidad de Sevilla
Cómo se cita este artículo
Moya García, Cristina (2012). «Literatura y música en la antesala del Siglo de Oro». SENSIGLORO. Sentido(s) de la Literatura del Siglo de Oro. Monografía 2. Disponible en: <http://sensigloro.weebly.com/>. [Acceso el XX/XX/XXXX]. I.S.S.N.: 2603-5960
Moya García, Cristina (2012). «Literatura y música en la antesala del Siglo de Oro». SENSIGLORO. Sentido(s) de la Literatura del Siglo de Oro. Monografía 2. Disponible en: <http://sensigloro.weebly.com/>. [Acceso el XX/XX/XXXX]. I.S.S.N.: 2603-5960
La música en la Castilla bajomedieval
La imagen —por desgracia, bastante generalizada, sobre todo en la enseñanza secundaria— que se ha difundido de la Edad Media como una época bárbara donde afloraron los instintos más primitivos del hombre es muy parcial y sesgada, ya que el Medioevo es también una etapa histórica llena de sensualidad en la que existe un verdadero gusto por todo lo sofisticado y lo bello. Buena pruebo de ello son las diferentes cortes, tanto reales como eclesiásticas o nobiliarias, centros difusores de novedades culturales y espacios donde se desarrollaron la música, la literatura, la pintura o la escultura, amén del resto de las expresiones artísticas [1]. Bien es cierto que, al hablar de Edad Media, abordamos un período de tiempo muy amplio donde encontramos acusadas diferencias entre la alta Edad Media y la baja Edad Media. En este trabajo vamos a centrarnos en el baja Edad Media castellana, en el siglo XV y, fundamentalmente, en el reinado de los Reyes Católicos, etapa crucial de la historia española y momento decisivo en el desarrollo de la cultura hispana.
En este reinado, al igual que en toda la Edad Media, y lo mismo que sucederá en el Siglo de Oro, la música tenía un papel muy importante y estaba muy presente en la vida cotidiana [2]. Mucho más de lo que en un principio pudiéramos imaginar. Así, se dejaba sentir en la guerra y en la paz, en las cortes y en las ciudades, entre los nobles y poderosos al igual que entre los humildes y desfavorecidos.
La música formaba parte de la educación del cortesano y servía para expresar los sentimientos. Un pasaje de las Etimologías romanceadas de San Isidoro muestra hasta qué punto era importante tener conocimientos musicales:
En este reinado, al igual que en toda la Edad Media, y lo mismo que sucederá en el Siglo de Oro, la música tenía un papel muy importante y estaba muy presente en la vida cotidiana [2]. Mucho más de lo que en un principio pudiéramos imaginar. Así, se dejaba sentir en la guerra y en la paz, en las cortes y en las ciudades, entre los nobles y poderosos al igual que entre los humildes y desfavorecidos.
La música formaba parte de la educación del cortesano y servía para expresar los sentimientos. Un pasaje de las Etimologías romanceadas de San Isidoro muestra hasta qué punto era importante tener conocimientos musicales:
E tan torpe cosa era primeramente non saber Música commo non saber letras. E era entrepuesta non tan solamente a las cosas santas mas a todas cosas solepnes, esto es, de fiestas o de grandes fechos, e a todas cosas alegres o tristes, ca así commo en la honrra de Dios los hymnos, así en las bodas los hymeneos e en las muertes o a los muertos los trenos, esto es, duelos e llantos, eran cantados con bozinas, e en los combites con farpa o con cedra era ordenado el logar de comer por ley de cánticos. E así sin la Música ninguna disçiplina non puede ser complida e ninguna cosa non es sin ella. E aún el mundo mesmo es dicho ser compuesto por una dulçedumbre de sones e que el çielo mesmo se rebuelve so dulçe canto de sones. La música mueve las voluntades o los deseos e llama los sentidos en çercamiento de muchas maneras. En las batallas en el cantar de la trompa abiva e ençiende los lidiadores e quanto más fuerte es el roydo d'ella tanto más se esfuerça el coraçón del hombre para lidiar. E çiertamente el cantar amonesta e esfuerça los remadores para sofrir qualesquier trabajos. La música ablandesçe el coraçón e el dulçe son de la boz abiva e conorta el cansançio de cada unas obras. E la música amansa los coraçones movidos a saña, así commo leen de David, que por arte de dulçe cantar libró a Saúl del spíritu maligno. E la música tira e llama las mesmas bestias e las serpientes e las aves e los pescados a oyr sus sones. E todo quanto fablamos e somo movidos de dentro por los pulsos de las venas o por los enpuxamientos es provado ser acompañado a las virtudes de los sones por rimos de música.
Buena muestra de la música medieval culta son algunas de las grabaciones que forman parte de la discografía de Jordi Savall, experto conocedor de la música antigua. Me gustaría recordar aquí Le Moyen-Age Catalan (1968) —también editado como Del Romànic al Renaixement—; o De Guillaume Dufay à Josquin Des Prés. Chansons d'amour du 15e siècle (1971). No podemos tampoco dejar de mencionar al grupo Hespèrion XX, formado por Savall en 1974, que cuenta entre sus grabaciones El Cancionero de palacio, 1474-1516 (1992) o El Cancionero de la Colombina, 1516-1556 (1992). Ya como Hespèrion XXI editaron Isabel I, Reyna de Castilla (Músicas Reales, vol. III). Luces y sombras de la primera gran Reina del Renacimiento, 1451-1504 (2004), obra fundamental para conocer la música que se oía en la corte de los Reyes Católicos.
En cuanto a la música popular, es fundamental hablar de los romances, piezas poéticas de origen popular (si nos centramos en el romancero viejo. Cosa distinta será el romancero nuevo), que se cantaban de formas muy diversas. De esta variedad de interpretaciones podemos dar cuenta con diferentes videos de youtube, donde tenemos colgadas distintas interpretaciones de un buen número de romances [4]. Un buen ejemplo es el “Romance del enamorado y la muerte”, del que, ya en nuestros días, se han hecho numerosísimas versiones. Bellísima es la que nos regaló Amancio Prada[5], completamente distinta pero no menos hermosa es la de Leda Valladares y María Elena Walsh[6], y llenas de emoción son también las de Washington Carrasco y Cristina Fernández[7], o la de Sandro[8].
Nada ni nadie en el siglo XV era ajeno a la música, y la literatura es buena prueba de ello. A través de testimonios literarios podemos constatar esta realidad. Y eso es lo que vamos a hacer a continuación y es el ejercicio que proponemos realizar con los alumnos de cuarto curso matriculados en la asignatura “Literatura Española. Siglos XII-XVII” y con los alumnos de primero que cursan la asignatura “Textos literarios hispánicos” de Filología Hispánica en la Universidad de Córdoba. |
Lógicamente, el grado de dificultad variará siendo superior en la asignatura de cuarto curso, en la que los alumnos tendrán que realizar ejercicios más complejos y profundos. Indistintamente, tanto los alumnos de primer curso como los de cuarto estarán tutelados por el profesor que imparta las asignaturas. El trabajo que a continuación se ofrece, es una muestra de cómo, a partir de la literatura, se pueden analizar las diferentes manifestaciones artísticas en los distintos períodos históricos y de cómo el Siglo de Oro español y su antesala, el reinado de los Reyes Católicos, son etapas en las que los diversos tipos de arte se ponen al servicio de los sentidos no sólo para deleitar y embellecer, sino también para adoctrinar y para enseñar. En nuestro recorrido vamos a emplear textos que pertenecen a diferentes géneros literarios, algo en que también hay que incidir.
El material que vamos a emplear es variado. Utilizaremos manuscritos, impresos —tanto antiguos como modernos—, diferentes bases de datos, youtube y algunos podcasts, ya que los alumnos deben familiarizarse con las nuevas tecnologías y saber emplearlas en sus investigaciones. Las páginas que a continuación se presentan —en las que se analiza la importancia de la música en la literatura bajomedieval, predecesora de la aurisecular— no son más que una muestra de los múltiples ejercicios que pueden realizarse con el alumnado; ejercicios que tienen como fin acercarlos a los diferentes tipos de textos literarios y enseñarles que las posibilidades de estos textos son infinitas. La literatura nos ofrece tanta información que es fuente imprescindible para realizar cualquier investigación de carácter cultural.
El material que vamos a emplear es variado. Utilizaremos manuscritos, impresos —tanto antiguos como modernos—, diferentes bases de datos, youtube y algunos podcasts, ya que los alumnos deben familiarizarse con las nuevas tecnologías y saber emplearlas en sus investigaciones. Las páginas que a continuación se presentan —en las que se analiza la importancia de la música en la literatura bajomedieval, predecesora de la aurisecular— no son más que una muestra de los múltiples ejercicios que pueden realizarse con el alumnado; ejercicios que tienen como fin acercarlos a los diferentes tipos de textos literarios y enseñarles que las posibilidades de estos textos son infinitas. La literatura nos ofrece tanta información que es fuente imprescindible para realizar cualquier investigación de carácter cultural.
La música en la formación del príncipe
La música tiene un papel destacado en la formación del príncipe, y por extensión del cortesano, tanto en la Edad Media como en los Siglos de Oro. Se consideraba que el buen gobernante tenía que saber comportarse en todo momento, ya fuera en el campo de batalla o en la corte. Además de dominar el arte de la política, el príncipe —o noble— tenía que ser un buen caballero y dominar una serie de destrezas como la danza, el canto o saber tocar algún instrumento. Tan importantes son los conocimientos musicales en un príncipe y tan necesarios se consideran que son subrayados en numerosas semblanzas de monarcas y nobles. Así, en su Repertorio de príncipes de España, Pedro de Escavias resalta del rey Enrique III que fue “muy grande músico y tañía y cantava graçiosamente”[10]. Del mismo modo, de Juan II de Castilla, hijo del anterior, leemos en su crónica: “dábase mucho a leer libros de filósofos e poetas; era buen eclesiástico, asaz docto en la lengua latina, mucho honrador de las personas de sciencia. Tenía muchas gracias naturales; era gran músico; tañía e cantaba e trovaba e danzaba muy bien” [11].
Por otro lado, en la semblanza que ofrece Diego Enríquez del Castillo de Enrique IV, no podía dejar de destacar sus cualidades musicales, por eso escribe: “tañía dulçemente laud, sentía bien la perfeçión de la músyca, los estrumentos de ella mucho le plazían”[12]. Alfonso de Palencia, por cierto, tan poco partidario de este monarca, señaló en su Gesta Hispaniensia maliciosamente que el monarca cantaba con voz afeminada. Palencia no puede escatimarle a Enrique IV sus cualidades musicales pero lo que hace es utilizar su habilidad para el canto para tacharlo de afeminado, contribuyendo así a engrandecer la imagen homosexual del monarca, que en el reinado de los Reyes Católicos tanto se difundió con el fin de difamarlo[13].
Como vemos, el danzar, cantar y tocar instrumentos son destrezas muy alabadas en los reyes. Pero no sólo son importantes y dignas de elogio en los monarcas. También son fundamentales en los nobles, ya que dan cuenta de su exquisita formación. Es por este motivo por el que Lope de Barrientos resalta de Álvaro de Luna que “era grant cavalgador, y tañía y cantaua y dançaua muy bien, que eran cosas agradables a la condiçión del Rey [Juan II]”[14]. Los espejos de príncipes son el género literario que mejor refleja hasta qué punto eran importantes los conocimientos musicales en la formación de un príncipe[15]. Así, Juan de Lucena afirma en su Crianza y virtuosa doctrina, dedicada a la reina Isabel, explica que para tener una buena educación cortesana hay que saber: “leer, escribir, tañer, cantar, danzar, nadar, luchar, esgrimir, arco, ballesta, llatinizar e dezir, ajedrez y pelota saber bien jugar”[16]. |
Uno de los espejos de príncipes más importantes del siglo XV castellano es el Vergel de los príncipes de Rodrigo Sánchez de Arévalo, dirigido a Enrique IV de Castilla[18]. En este tratado, se hace especial hincapié en la importancia de la música: “E aun en como este nombre música quiere dezir sapiencia, ca es sçiençia e arte de mucha expeculaçion e sapiençia, e de grant virtud e utilidad para la natura humana. Música, que quiere dezir sapiençia, porque es sçiençia de mucha delectaçion e virtud. E los inuentores e falladores deste noble exerçiçio musical fueron diuersos e en diuersos tienpos”. Y prosigue Sánchez de Arévalo explicando que hay tres tipos de música[21]:
E por tanto concluye Aristótiles que los Reys e Prínçipes e nobles varones se deuen en la música exerçitar e deleytar, ca muchos los dispone a actos intellectivos. De lo qual dirá alguno ¿en qué manera la música ordena e endereça a los omes a actos de entendimiento? A lo qual responden los antiguos sabios, que los disponen para venir en el conosçimiento de la verdat que dicho avemos; e en otra manera, ca como dize un sabio, el discreto músico non solamente considera e se deleyta en el sueno de las bozes suaves que oye, ca de esta guisa así se deleytan los rústicos e los omes de poco entendimiento; pero el verdadero músico, obrando por sy mismo o oyendo actos musicales, considera en su entendimiento las proporçiones de las concordançias e armonias, e de cómo de contrarias e diuersas vozes se fase tan dulge igualdat e consonançia.
Uno de los príncipes mejor formado de la Castilla medieval fue el príncipe don Juan, el heredero de los Reyes Católicos. Nacido en 1478, el único hijo varón de don Fernando y doña Isabel recibió una exquisita educación.
Tan completo fue el programa educativo del príncipe que, años después, Carlos V quiso que fuera el modelo a seguir para formar a su heredero, el futuro Felipe II[23]. Por este motivo, se encargó a Gonzalo Fernández de Oviedo, cronista de Indias que había sido paje de don Juan, que compusiera un tratado en el que se reflejara minuciosamente cómo había sido la educación del hijo de los Reyes Católicos[24]. Este es el origen del Libro de la Cámara Real del Príncipe don Juan, oficios de su Casa y servicio ordinario.
Gracias a Fernández de Oviedo sabemos que a don Juan le encantaba la música —algo muy apropiado en una persona de su clase— y la caza, otra actividad típica de la nobleza: “en la verdad, fue muy dado Su Alteza a la música e a la caça, e en cada una destas dos cosas muy entendido”[25]. Fernández de Oviedo destaca la especial predilección del príncipe por el canto, el cual, al igual que cada uno de sus progenitores, tenía su propia capilla de cantores. Oviedo ofrece una serie de deliciosos detalles que nos acercan a la personalidad de este príncipe cuya prematura muerte sumió a España en la más absoluta de las tristezas[26]: |
Era el prínçipe don Johán, mi señor, a natura muy inclinado a la música, e entendíala muy bien, aunque su boz no era tal ni tan bastante, a bien paresçer, quanto él bastava a ser porfiado en cantar, pero en compañía de otras bozes passaba adelante. Fue su maestro de capilla Johanes d’Anchieta e él le enseñó el arte, e tenía por costumbre en las siestas –en espeçial en verano– que ivan a paláçio Johanes con çinco o seis muchachos de la capilla de Su Alteza, de lindas bozes e diestros, de los quales fue uno Corral, que después fue muy exçelente cantor e tiple, e cantava el príncipe con ellos, dos oras o lo que le plazía, e les hazía tenor, era bien diestro en el arte, de los quales era.
Oviedo continúa su narración enumerando los instrumentos que se encontraban en la cámara del príncipe[27]:
En su cámara avía un claviórgano, que fue el primero que en España se vido, e lo hizo un gran maestro moro de Çaragoça de Aragón, llamado Moferrez, que yo conosçí, e avía órganos, e clavicordios, e vihuelas de mano e de arco e flautas, e en todos instrumentos sabía el prínçipe tañer e poner las manos.
Así, pues, Oviedo nos presenta a don Juan como un aténtico virtuoso capaza de tocar todos los instrumentos anteriormente citados. Continúa Oviedo explicando[28]:
Tenía músicos tamborinos, e salterios, e dulçainas, e harpa, e un rabelico muy presçioso que le tañía un madrid, natural de Caravanchel –aldea de Madrid– e tejero. E como por brula llamóle la música, digo afiçionóse al rabé, e sin se lo mostrar, salió exçelente músico en aquel arte de instrumento e hízose rico sirviendo Su Alteza.
Como vemos, el Libro de Cámara del príncipe don Juan está lleno de anécdotas que nos permiten recrear cómo fue la Casa del príncipe y como era su día a día. La información sobre sus instrumentos, continúa[29] [30]:
Tenía el prínçipe muy gentiles menestriles: altos sacabuches, e cheremías, e cornetas, e trompetas bastardas, quatro o çinco pares de atabales, e en cada género de lo es dicho, muy diestros ofiçiales e quales devían ser para serviçio de tan alto prínçipe.
Su hermana Juana, la que luego heredaría a sus padres y pasaría a ser conocida como Juana la Loca, también sintió la misma inclinación por la música. De hecho, tal y como narra Santa Cruz en su crónica, después de morir su esposo, Felipe el Hermoso, y quedar viuda, la música era lo único que le procuraba consuelo[31]:
La reina doña Juana, después de la muerte de el rey don Felipe, començó a tener muy triste vida, deleitándose con la soledad y con lugares obscuros, siempre muy pensativa, sin hablar palabra ni le agradando compañía alguna. Sólo se deleitava algunas veces en cosas de música, en que desde niña avía sido muy inclinada; y a esta causa procuró tomar los cantores que el rey don Felipe su marido avía traído consigo de Flandes.
Los libros de caballería y la música en palacio
Llama la atención la cantidad de referencias que se hace en los libros de caballería a la música[32]. Esta está presente tanto en los banquetes de palacio y las fiestas caballerescas como en el campo de batalla, llamando a los que van a combatir, enalteciéndolos y acompañándolos en la lucha. La música, pues, sirve para deleitar en palacio, al tiempo que tiene una presencia muy marcada en los escenarios bélicos (hecho del que dan buena cuenta las crónicas).
Son numerosísimos los textos caballerescos en los que se hace referencia a la presencia de la música en la corte, en los palacios. Así, por ejemplo, en la Traducción de Tirante el Blanco leemos en uno de los pasajes (podrían haberse seleccionado muchos más)[33]:
Son numerosísimos los textos caballerescos en los que se hace referencia a la presencia de la música en la corte, en los palacios. Así, por ejemplo, en la Traducción de Tirante el Blanco leemos en uno de los pasajes (podrían haberse seleccionado muchos más)[33]:
Y como a la sazón Tirante y los reyes avíen traýdo infinitas trompetas, atabales y otros estormentos de diversas maneras, y más los que el Emperador tenía, era tan grande el estruendo que en el palacio se hazía, assí por las torres y salas y plaça del palacio como por toda la ciudad, que parecía que el mundo se hundía. Y por las salas y cámaras los estormentos suaves y muy acordados, las bozes y música de gran melodía y dulçor, que parecían más angélicas que humanas; las danças y bayles de los galanes con las damas y otros infinitos plazeres ennoblecían tanto la fiesta que jamás se acordavan aver visto fiesta tan solemnizada y tan aplazible assí a los estraños como a los naturales.
En el Tristán de Leonís, el rey, para mostrar su alegría “hizo tañer trompetas e atabales e otros muchos instrumentos, e señaladas fiestas por festejar a Tristán”[34].
La música es un medio de expresión del sentimiento. Por este motivo, en el Primaleón, Ricarda tiene que hacer grandes esfuerzos para que su música no la delate: “muchas vezes tomava su harpa y cantava y tañía muy sabrosamente, mas era ella tan sesuda que no dava a entender el grande amor que le tenía esperando que él le dixese algo”[35].
La música es un medio de expresión del sentimiento. Por este motivo, en el Primaleón, Ricarda tiene que hacer grandes esfuerzos para que su música no la delate: “muchas vezes tomava su harpa y cantava y tañía muy sabrosamente, mas era ella tan sesuda que no dava a entender el grande amor que le tenía esperando que él le dixese algo”[35].
Muy interesante también es la relación que aparece en algunos libros de caballería entre la música y los encantamientos. Caso curioso es el que leemos en el Palmerín de Olivia, donde unos leones se transforman en hermosas doncellas que tocan instrumentos y cantan: “E súbitamente aquellos leones fueron tornados en seys donzellas muy fermosas e muy ricamente guarnidas e cada una d'ellas tenía una sierpa en la mano, e sentáronse cabe una fuente e començaron de tañer e cantar tan dulcemente que todos quedaron muy espantados de lo que les avía acaescido, que apenas lo creýan”[37]. En numerosísimos textos literarios la música se pone al servicio de lo fantástico y nos transporta a un mundo donde los encantamientos, los héroes y las doncellas se dan cita. Encontramos obras en las que haciendo sonar un instrumento y a través del canto se puede dominar la voluntad de las personas. Es lo que le ocurre a Floriseo, encantado por una doncella que no podía dejar de tocar para que el caballero no despertara de su sueño[38]:
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Muy triste se tornó la donzella con ver que no podía llevar consigo a Floriseo por su voluntad d'él. E queriéndolo llevar por arte, començó a tañer e cantar una canción tan dulce que a Floriseo e a los que con él estavan tornó tan adormidos como si estovieran embeleñados. Y como los viesse d'esta manera, mandó a los del barco que saliessen a tierra e metiessen en él a Floriseo, lo cual se hizo. Y en todo esto la donzella no dexava de tañer, porque sabía ella que, como dexasse la música, cessaría el sueño de Floriseo. El cual, por estar sin su espada virtuosa (que por venir a monte la avía dexado), fue encantado por esta donzella, la cual fue siempre tañendo cerca d'él porque no despertasse. E ansí dormió diez días, al cabo de los cuales fue puesto en un castillo.
La música en las crónicas
En las crónicas medievales y auriseculares está muy presente la música, ya que la música era protagonista de fiestas, coronaciones, entradas reales, y cualquier tipo de ceremonia. Buena muestra de esto nos la ofrece Diego de Valera en su Crónica de los Reyes Católicos cuando describe la coronación de Isabel la Católica en Segovia[39]:
La serenísima reyna mandó fazer en la plaza de Segovia un muy alto asentamiento, donde fué puesto su Escudo Real. Y ella, adornada muy ricamente, quanto convenía a tan alta reyna e princesa, estuvo allí algún espacio; donde los oficiales de armas en alta voz denunciaron a todos la sublimación de la sereníssima reyna doña Isabel, única legítima heredera sucesora de estos reynos de Castilla e de León después de la muerte del rey don Enrique su hermano. Lo qual se fizo con gran sonido de trompetas, atabales e tamborinos, e otros diversos instrumentos, con universal alegría de todos los nobles e ciudadanos e populares que allí estaban.
El mismo Valera, al narrar la llegada de la reina a Íllora, en plena Guerra de Granada, hace referencia a los instrumentos que iban en su cortejo, instrumentos que no paraban de sonar[40]:
E otro día de mañana, después de misa, la reyna se partió la via de Íllora; y llegando a una legua, donde el rey le salió a recebir e con él muchos cavalleros, salieron las batallas de toda la hueste, así de cavallo como de pie, muy ordenadas; e con ellas tantas tronpetas, sacabuches e atanbores e tanborinos y atabalesque hazían tan grand sonido que parescía venir allí todo el mundo. E así asentados el rey e la reyna con tan grand magnifiçençia, la reyna, mucho alegre en aver aquella villa tan fuerte e tan fermosa, dió grandes gracias a Nuestro Señor por las victorias que al rey avía dado.
Un pasaje similar al anterior leemos en la Historia de los hechos del marqués de Cádiz, donde también destaca la importancia de la música en la llegada de la soberana a Íllora: “Y eran tantas las tronpetas, sacabuches y cheremías, tanboriles e atanbores e atabales, que parecía que el mundo se quería hundir”[41].
Por supuesto, la música siempre tenía un papel destacado en la batalla porque la forma de llamar a los soldados al combate y de mover a un ejército era a través de la música. El anónimo autor de la Crónica de los Reyes Católicos, por su parte,se sorprende de la gente tan lucida que se dio cita para combatir en una batalla[42]:
Por supuesto, la música siempre tenía un papel destacado en la batalla porque la forma de llamar a los soldados al combate y de mover a un ejército era a través de la música. El anónimo autor de la Crónica de los Reyes Católicos, por su parte,se sorprende de la gente tan lucida que se dio cita para combatir en una batalla[42]:
Muchas otras gentes çibdadanas venian bien a cauallo y armados a seruir al rey y a sus costas, de manera, que salidas todas las batallas al campo, non se cree que despues del rey don Rodrigo hasta este tiempo ningund rey nin emperador mayor pujança juntase, nin tan costosa nin [tan] gentil gente non fue vista jamás, porque todos los grandes trayan çiertos cauallos de sus personas que la riqueza dellos era cosa marauillosa, y cada vno ricamente vestido en su trotón o hacanea capitaneando sus batallas. ¿Quién dirá que jamás pudo ver campos floridos de tan luzida gente? Alli, con las batallas de los ombres de armas, las trompetas bastardas y atabales con diuersos instrumentos, y, con los ginetes, trompetas italianas, y con el peonaje, atambores y tamboriles; alli los truhanes nombrando diuersos apellidos; alli por los campos la caça de las aues y liebres, que nin por la tierra nin por el ayre ninguna cosa viua escapaua, que sin la mucha gente de cauallo, el peonaje era tanto, que el gentio del mundo alli pareçia que estaua y que las tierras de oriente a poniente quedauan despobladas. ¿Quién dirá que vió tantos paramentos de tantas riquezas y las cubiertas de tan gentiles y ricas inuençiones, que jamás Castilla, en batallas reales, tan galanamente fue vista en el campo? |
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De las crónicas me interesa especialmente un pasaje de El Victorial en el que Gutierre Díaz de Games habla sobre los festejos que se celebraron en París para celebrar la boda de la hija de un mayordomo del rey del Francia, boda de a que fue testigo Pero Niño. Muy valiosa es la referencia que hace Díaz de Games a los juglares[43]:
Las gentes heran allí tantas, que de los juglares solos avría un pueblo, que tañían estrumentos de diversas maneras: de la música de pulso, e flato, e tato, e boze. Allí heran traýdas muchas danças, e casaotes, e chantarelas. Allí heran las guarniçiones estrañas tantas e de tantas guisas, de los cavalleros e de las damas, que se non podrían escrevir por la su grand muchedunbre. En el universo medieval, la música ocupa un lugar preferente y destacado. El hombre del medioevo, tanto letrado como iletrado, emplea la música como medio de expresión. Ésta le brinda un magnífico un canal de comunicación al tiempo que le procura un placer ilimitado con el que se recrean los sentidos. Los textos que hemos seleccionado, son buena prueba de ello.
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Notas
- Una muestra de las bellezas artísticas de la Edad Media puede contemplarse en el siguiente podcast: http://itunes.apple.com/es/podcast/art-history/id522513686 Entre los objetos bellos se encuentran los manuscritos. Eran tan valiosos que en la Edad Media se guardaban en las arquetas de las joyas. Como muestra de su enorme valor artístico, véase http://itunes.apple.com/es/podcast/pen-parchment-drawing-in-middle/id430933390
- Para introducirnos en el mundo de la música medieval es interesante el siguiente vídeo de youtube: http://www.youtube.com/watch?v=Ma6euPzTE-E
- “Alegoría de la música”, en Alfonso de la Torre, Visión deleitable (Biblioteca Nacional de Francia, Manuscrits occidentaux, Espagnol 39, fol. 14v).
- Como bien explica Lawrence Kramer, “la música tiene el privilegio de la inmediatez trascendente, la poesía es transfigurada por ella” (“Música y poesía: introducción”, en Música y literatura. Estudios comparativos y semiológicos, ed. Silvia Alonso, Madrid, Arco Libros, 2002, págs. 29-62: pág. 31.
- Puede disfrutarse en http://www.youtube.com/watch?v=4ksmf9c5FtA. Esta versión se encuentra en su maravilloso disco Canciones de amor y celda (1979), en el que pone música a algunas de las más bellas composiciones poéticas de la baja Edad Media, tanto cultas como populares, como “No te tardes, que me muero” (Juan del Enzina); el “Romance del prisionero”; “Partistesos mis amores” (Juan del Enzina)”; o este “Romance del enamorado”.
- http://www.youtube.com/watch?v=4ksmf9c5FtA
- http://www.youtube.com/watch?v=ZuqEzHYQkcE
- http://www.youtube.com/watch?v=JcKPHF9O7L8 A finales del siglo XV y a principios del XVI este romance, al igual que los otros, también se cantaría de diferentes formas. Es algo innato a la oralidad de la literatura popular. En youtube podemos consultar otras versiones de este “Romance del enamorado”: http://www.youtube.com/results?search_query=romance+del+enamorado+y+la+muerte&oq=romance+del+enamorado+y+la+muerte&gs_l=youtube.3..0l10.359.5180.0.6584.35.13.1.17.17.0.328.2401.0j5j1j4.10.0...0.0...1ac.1.RxiuWbR1DBY
- “Sempronia, ribaude, et ses amants, devant ses instruments de musique”, en Des cleres et nobles femmes (traduction du De mulieribus claris) (Biblioteca Nacional de Francia, Manuscrits occidentaux, Français 598, fol. 118).
- Pedro de Escavias, Repertorio de príncipes de España, ed. Michel García, Madrid, Instituto de Estudios Giennenses, 1972, pág. 369.
- Crónica de Juan II, ed. Cayetano Rosell, BAE, 68, Madrid, Atlas, 1953, págs. 692-693.
- Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, ed. Aurelio Sánchez Martín, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1994, pág. 134.
- No era más que una maniobra de propaganda política ya que la legitimidad de la reina Isabel radicaba en que su hermano mayor, Enrique IV, fuera considerado por todos como impotente, incapaz de ser el padre de Juana la Beltraneja, a las que las cortes de Castilla habían jurado en su día como legítima heredera del trono.
- Lope de Barrientos, Refundición del Crónica del Halconero, ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid, Espasa-Calpe, 1946, pág. 36.
- David Nogales Rincón nos ofrece un interesante panorama de los espejos de príncipes medievales en su artículo “Los espejos de príncipes en Castilla (siglos XIII-XV): un modelo literario de la realeza bajomedieval”, Medievalismo, 16 (2006), págs. 9-39. Puede consultarse en http://revistas.um.es/medievalismo/article/view/50931/49061
- Cita extraída de Isabel del Val Valdivieso, Isabel la Católica y la educación, en Aragón en la Edad Media, 2006 (19), págs. 555-562: pág. 555.
- “Sept femmes jouant de différents instruments de musique devant un noble et son serviteur”, en Le Champion des dames (Biblioteca Nacional de Francia, Manuscrits occidentaux, Français 841, fol. 129).
- Sobre el Vergel de los príncipes y algunos de los Diálogos sobre la educación del príncipe don Juan, figura que tratamos más adelante, véase el trabajo de María del Pilar Rábade Obradó, “La educación del príncipe en el siglo XV: Del Vergel de los príncipes al Diálogo sobre la educación del príncipe Don Juan”, Res publica, 18 (2007), págs. 163-178. Se puede consultar en http://revistas.um.es/respublica/article/view/61211/58971
- Rodrigo Sánchez de Arévalo, Vergel de los príncipes, Madrid, Viuda e hijos de Tello, 1900, págs. 57-58.
- Enrique de Villena, Tratado de astrología, en Obras completas, ed. Pedro Cátedra, Madrid, Turner, 1994, pág. 461.
- Rodrigo Sánchez de Arévalo, Vergel de los príncipes, pág. 60.
- La Educación del príncipe don Juan, de Juan Martínez Cubells (1877).
- Luis Robledo ofrece algunos datos sobre la educación de Felipe II en su estudio “El lugar de la música en la educación del príncipe humanista” (en Música y literatura en la España de la Edad Media y del Renacimiento, Madrid, Casa de Velázquez, 2003, págs. 1-19).
- Así lo declara el propio Fernández de Oviedo: “la voluntad de Çésar fue que Vuestra Alteza [el futuro Felipe II] se criase e sirviese de la manera quetuvo con el prínçipe, su tío, e que por la informaçión que el Comendador Mayor tenía, todos aquéllos con quien havía hablado, inquiriendo lo que en este caso se devía saber, se avían remitido a mí, e con ellos el conde de Miranda, su hermano, le avía çertificado que yo le sabría dezir lo que vi como criado de cámara de aquel glorioso prínçipe, en lo qual yo le serviría mucho a Vuestra Alteza” (Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, Valencia, Universidad de Valencia, Parnaseo, 4, 2006, pág. 81. Se trata de una edición digital que puede consultarse en la siguiente dirección: http://parnaseo.uv.es/Editorial/CamaraReal/Camarareal.pdf
El alumno debe saber que existen otras ediciones, algunas de ellas colgadas en la red. En google books está digitalizada la edición de esta obra que publicó la Sociedad de Bibliófilos Españoles en 1870. Puede consultarse en la siguiente dirección: http://books.google.es/books?id=dlAFAAAAQAAJ&printsec=frontcover&dq=libro+de+c%C3%A1mara+del+pr%C3%ADncipe+don+Juan&source=bl&ots=2eK9xQBj34&sig=2um-YUg1yWRzf6PqDkAroh4qphE&hl=es&sa=X&ei=qHhGUO3nApS5hAfyzoGADw&ved=0CEkQ6AEwAw#v=onepage&q=libro%20de%20c%C3%A1mara%20del%20pr%C3%ADncipe%20don%20Juan&f=false
La Biblioteca Nacional de Madrid también tiene digitalizado un ejemplar de esta edición decimonónica: http://bibliotecadigitalhispanica.bne.es/view/action/singleViewer.do?dvs=1346954172317~150&locale=es_ES&VIEWER_URL=/view/action/singleViewer.do?&DELIVERY_RULE_ID=10&frameId=1&usePid1=true&usePid2=true
Tener distintas ediciones digitales puede servirnos, entre otras cosas, para hacer prácticas de edición con los alumnos). - Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, pág. 91.
- Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, págs. 165-166. Siendo ya rey, Felipe II redactó un “reglamento-horario” para los príncipes Alberto y Wenceslao, archiduques de Austria, de nueve y once años. Llama la atención el tiempo que deben dedicar al canto: “6 mañana: levantarse, oraciones, desayuno, misa, dos horas de estudio, comida y juego; mediodía: una hora de canto; 1-4: estudio y escritura; 4-6: recreo, salto, tirar arco, distracciones con hijos de caballeros; 6: cena, paseo por el jardín; 9: rosario y acostarse; Confesión mensual; los domingos: limosnas” (Bernabé Bartolomé Martínez, Historia de la educación en España y América: La educación en la España, Fundación Santa María, 1993, p, 299; subrayado mío.
- Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, pág. 166; subrayado mío.
- Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, pág. 166.
- Algunos de los instrumentos musicales de la Edad Media pueden verse en el siguiente vídeo de youtube: http://www.youtube.com/watch?v=iyTyRc6eF0s
También pueden contemplarse diferentes imágenes que reproducen distintos instrumentos musicales de la Edad Media en http://gerardodiegoaulademusica.blogspot.com.es/2009/04/musica-en-la-edad-media-publish-at.html - Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su casa y servicio ordinario, ed. Santiago Fabregat Barrios, pág. 166.
- Alonso de Santa Cruz, Crónica de los Reyes Católicos, vol. II, ed. Juan de Mata Carriazo, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1951, pág. 65.
- El Centro de Estudios Cervantinos está editando muchísimos libros de caballería. Conviene conocer su portal http://www.centroestudioscervantinos.es/index.php?itm=2.1. Aquí, precisamente, en el enlace de “publicaciones” encontramos la entrada “Cervantes y la música”. http://www.centroestudioscervantinos.es/quienes.php?dpto=4&idbtn=1033&itm=4.1
Como bien se explica: “La música siempre ha estado muy relacionada con la obra de Cervantes. El propio autor complutense dedicó mucho espacio en sus textos a dejar constancia de esta relación. Pero, además, desde el siglo XVII, compositores de todo el mundo, desde diversos géneros, desde el ballet a la ópera, han buscado en las páginas cervantinas fuente de inspiración”.
El alumno también tiene que conocer las tres bases de datos que se agrupan a su vez en la base de datos Clarisel, de la Universidad de Zaragoza, http://155.210.12.154/clarisel/index.htm. Las tres bases son: “Amadís: Base de datos de literatura cabelleresca” http://155.210.12.154/clarisel/paginas/index.php?base=amadis&opcion=presentacion;
“Sendebar: Base de datos del cuento medieval” http://155.210.12.154/clarisel/paginas/index.php?base=sendebar&opcion=presentacion y “Heredia: Base de datos de literatura aragonesa” http://155.210.12.154/clarisel/paginas/index.php?base=heredia&opcion=presentacion - Traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, ed. Martín de Riquer, Madrid, Espasa-Calpe, 1074, pág. 143. Existe un audio del Tirant lo Blanc en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/tirant-lo-blanc--1/audio/
- Tristán de Leonís, ed. María Luzdivina Cuesta Torre, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 1999, págs. 31-32.
- Primaleón, ed. Mª Carmen Marín Pina, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 1998, pág. 531.
- “Allégorie de la musique”, en Les Echecs amoureux (Biblioteca Nacional de Francia, Manuscrits occidentaux, Français 143, fol. 65v).
- Palmerín de Olivia, ed. Giuseppe de Stefano, Pisa, Università di Pisa, 1966, pág. 477.
- Fernando Bernal, Floriseo, ed. Javier Guijarro Ceballos, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2003.
- Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos, ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid, Junta para la Ampliación de Estudios, 1927, págs. 3-4.
- Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos, págs. 207-208; subrayado mío.
- Historia de los hechos del marqués de Cádiz, ed. Juan Luis Carriazo Rubio, Granada, Universidad de Granada, 2003, pág. 255.
- Crónica incompleta de los Reyes Católicos, ed. Julio Puyol, Madrid, Academia de la Historia, 1934, págs. 214-215; subrayado mío.
- Gutierre Díaz de Games, El Victorial, ed. Rafael Beltrán Llavador, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1997, pág. 579.